jueves, 20 de mayo de 2010

La Escuela: espacio generador de subjetividades

Por Graciela Pardo
La escuela es un espacio generador de subjetividades, productora de espacios
Emancipadores. Hoy esa escuela está en crisis.
Institución creada en la Edad Moderna, sobreviviente en esta época posmodernista, no puede resolver aún la agobiante crisis de los hombres y mujeres, sometidos a la pérdida de valores, razones y relatos que sostenían su precaria realidad.
Los conocimientos fundantes están dudosos. Las críticas constantes y superpuestas dan lugar a una duda creciente y a un estado de constante deliberación.
¿Cuál es el lugar de la escuela en esta sociedad posmoderna y tecnológica?
“Educar es negarse a distribuir las vidas en distintas orillas saliendo a demostrar que la decisión de que todos piensan y todos pueden pensar es el principio que permite construir lo común, lo de todos.”(Frigerio; 2005)
Educar es buscar que todos tengan oportunidad de crecer, de pensar, de emanciparse. Comprender al otro para enriquecerse con su opinión, con su saber, con su experiencia.
Si la escuela argentina no produce un cambio en las prácticas escolares desde lo ideológico, toda reforma fracasará ya que la relación entre educadores y educandos vuelve a reproducir sin cesar la desigualdad entre sectores incluidos y sectores excluidos socialmente.
Resistir a la reproducción de desigualdades es rebelarse y no ser cómplice de transformar diferencias en desigualdades, aduciendo condiciones de educabilidad o inteligencias diferentes.
Pichon Riviere decía que “El sujeto es sano en tanto aprehende de la realidad, en una perspectiva integradora y tiene capacidad para transformar esa realidad, transformándose a la vez, él mismo”
Entonces cuando un maestro entiende que sus alumnos cuentan con experiencias de vida ricas en perspectivas integradoras, que permiten superar lo inexorable, cuestiona, descree de lo inevitable , luchando y superando los límites de un orden social clasista y corrupto.
En los actuales debates educativos se menciona constantemente la inclusión y la igualdad de oportunidades de los alumnos.
Deberíamos pensar de qué inclusión estamos hablando. Incluir en un orden social altamente injusto donde unos pocos lucran con lo que hacen muchos? ¿No es acaso un termino pensado desde posturas económicas o sociológicas foráneas?
Incluir no es compartir, es aceptar en condiciones de desigualdad al que no posee, para tapar lo que no se da. Nuestros maestros han aprendido que padres analfabetos acompañan y aprenden con sus hijos escolarizados, que enseñar hasta lo que no se sabe es aprender con el otro a compartir dudas y adquirir saberes. Los maestros que saben, basan su enseñanza en la igualdad con sus alumnos, igualdad de inteligencias, punto de partida para hacer un mundo de justicia.

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