viernes, 26 de febrero de 2010

Editorial

Por Fernando Landaburu


Terminamos el año 2009 con una sensación amarga no solo por la crisis económica que nos golpeó con su recesión y el consiguiente incremento del desempleo sino también por los casos de violencia relacionados con intentos de robo que - lejos de lo que algunos funcionarios del gobierno definen como “sensación”- son una realidad de hace ya un tiempo. Hechos de extrema violencia que requieren de una necesaria tarea de prevención de las fuerzas de seguridad pero que, a su vez, requiere de terminar con las complicidades de sectores de la policía, la justicia y del poder político. No escapa a nadie que los desarmaderos de coches, la venta de drogas, las cárceles como perfeccionamiento en el delito, etc. se realiza con muchos mirando para un costado o con la directa complicidad de otros; pero esto es solo una parte de esta problemática, ya que sigue existiendo en nuestro país una fabrica del delito cuya materia prima son la pobreza, la destrucción de la familia, la falta de valores, el clientelismo político, el no compromiso, el individualismo, el deterioro de la educación publica, la falta de trabajo y de una cultura del trabajo, el crecimiento de la brecha entre pobres y ricos y así podríamos seguir enumerando factores que hacen a la inseguridad y que no se solucionan con mano dura ni incrementando penas.

La violencia está instalada, en las escuelas, en la familia, en las canchas, en los bailes y en cada lugar de nuestra sociedad y no es casualidad. Las estadísticas mundiales demuestran que cuanto mayor es la brecha entre pobres y ricos mas violentas son esas sociedades y que cuantos más pobres hay crece determinado tipo de delito en forma proporcional; si a esto le agregamos el crecimiento exponencial del uso de drogas el resultado no es difícil de imaginar.

Y es aquí, ya que no somos expertos en seguridad, donde si queremos dar nuestra visión sobre la necesidad de recrear los lazos de solidaridad en nuestra sociedad.

La necesidad que todos y cada uno podamos sentirnos parte de algo, que nos comprometamos, que exijamos al estado políticas claras para combatir la pobreza, que el deporte, la cultura y el trabajo sean herramientas para que nuestros jóvenes puedan pensar en futuro y no solo en un presente sin mas.

Estamos contentos con la repercusión del primer ejemplar de nuestro periódico ya que un numero importante de vecinos de Avellaneda se interesó por la propuesta y se han sumado ha colaborar y a darnos sugerencias.

Queremos agradecer especialmente a aquellos que se sumaron a la actividad de Día de Reyes ya que, en menos de 5 días, tuvimos un tsunami de gente solidaria que nos sorprendió y nos dejo un montón de amigos compartiendo esa jornada de entrega de juguetes y ropa a los mas necesitados.

Hoy nos encontramos con muchos jóvenes con ganas de trabajar para cambiar esta sociedad por una sociedad mas solidaria, esperemos que esta pueda ser una herramienta para ellos, esperemos que cada uno podamos elegir la herramienta que mas nos guste, ya sea trabajando desde una institución intermedia, un partido político, un sindicato, etc

Cualquiera sea el lugar desde donde lo enfoquemos que desde allí podamos comprometernos y así empezar a construir un futuro distinto, un futuro mejor.

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