Trata de personas

Por Maria Luisa Storani.*

La Trata de seres humanos es el comercio, compra, venta, alquiler de personas. Implica uno de los problemas de Derechos humanos mas angustiantes de esta época pues constituye una forma contemporánea de esclavitud; mediante la trata se violan los derechos humanos básicos de las víctimas: a no ser esclavizado, a estar libres de explotación, el derecho a no ser sometido a torturas ni a tratos crueles, inhumanos o degradantes, a estar libre de la discriminación basada en el género, a estar libre de violencia, el derecho a la integridad, la libertad y la seguridad de las personas, el derecho a al libertad de circulación, al mayor nivel posible de salud y a la educación, a una vida digna.
El tráfico de personas es una manera mediante la cual terceras personas facilitan el ingreso de un extranjero a un territorio nacional: es básicamente una infracción a la legislación migratoria. La trata en cambio, es un delito contra las personas, que no necesariamente exige el cruce de fronteras pero si hay una situación de engaño, fraude, violencia, coacción, amenaza o abuso con fines de explotación; es ante todo una seria violación a los derechos humanos. No siempre una persona traficada termina en situación de “trata”, pero si está en una situación de vulnerabilidad para ser captada en las redes de trata. Puede considerarse que la trata de personas tiene 3 etapas, la 1) consiste en la captación o el reclutamiento de las personas que puede producirse de múltiples maneras: ofreciendo empleo en países económicamente más redituables, por personas conocidas o familiares de las víctimas, a través del uso de la fuerza, el secuestro, la amenaza o intimidación. La 2) consiste en el transporte y recepción en el país o provincia de transito o destino de la víctima. La 3) se concreta en el lugar de destino a través de la explotación que incluye la explotación de la prostitución ajena u otras formas de explotación sexual, trabajo forzado, la esclavitud, la servidumbre o la extracción de órganos.
En el año 2000 Naciones Unidas aprobó la Convención contra la Delincuencia Organizada Transnacional, ratificada por Argentina que brinda un instrumento contra el tráfico por medio del su Protocolo para la Prevención, supresión y Sanción del tráfico de Personas (Protocolo de Palermo – porque se debatió en la ciudad de Palermo Italia), especialmente mujeres y niños/as.
Según las Naciones Unidas en 2006 el 87 % de las victimas de trata son para la explotación sexual y el 90 % de ellas son mujeres y niñas. Evidentemente es un comercio sumamente lucrativo y con escasos riesgos para sus organizadores. La “trata sexual” configura un problema de DH y una manifestación de persistente desigualdad entre los sexos y de la condición de subordinación de la mujer a escala mundial. Sin duda hay condiciones que favorecen la trata de personas como el desempleo, la pobreza, la discriminación hacia las mujeres, la corrupción en distintos niveles, y también el impacto de la globalización y los avances tecnológicos que han influido notablemente en la oferta y en la promoción del turismo sexual y la pornografía vía Internet ha aumentado notablemente la demanda, sin la cual no habría trata.
En Argentina se aprobó la Ley Nacional Contra trata de personas N° 26364 en el 2008. Fue un gran avance ya que convierte el delito de “trata de personas” en delito federal y esto permite avanzar inmediatamente en la investigación. Actualmente en la Cámara de Diputados de la Nación en la Comisión de Legislación Penal, estamos modificando algunos artículos de dicha ley, aumentando penas para proxenetas con agravantes, además se establece que las victimas mayores de 18 años no deben probar si “consintieron” la explotación, estamos quitando la palabra consentimiento. Tenemos ya un dictamen, esperamos sacarlo en las sesiones próximas.
Pero desde fines de los 90, de ser un país de destino o de paso, nos convertimos en un país con “trata interna”, hay redes de proxenetas muy poderosas que están perfectamente organizadas, donde reclutan niñas y mujeres de las provincias del norte como Misiones, Entre Ríos, etc. y las distribuyen en las provincias del sur (como provincias de destino), donde hay puertos, y donde hay demanda de prostitución, Buenos Aires, Córdoba, Santa Cruz y Chubut.
Según la Organización Internacional de las Migraciones en el 2006 en nuestro país, están involucrados alrededor de las 500.000 personas en el tráfico en todo el país. En una investigación de la OIM (Org. Internacional de las Migraciones) describe claramente las rutas de la trata en Argentina, las modalidades de acción de los tratantes y los mecanismos de reclutamiento y de explotación.

* Diputada Nacional UCR